Se trata de uno de los accidentes geográficos más
destacados del municipio, por su belleza y arraigo en la historia local, pues
sus nacientes abastecían de agua a la zona desde tiempo inmemorial y ya era
citado el año 1504 en los repartimientos hechos por el Adelantado. Fue
declarado espacio de interés natural en una superficie de 35 ha. y posee restos
de vegetación autóctona en peligro de extinción como la vicácara o el tomillo
silvestre.
En sus escarpadas entrañas se ha llevado a cabo un
impresionante trabajo tanto de canalización de sus recursos hídricos desde
principios del siglo XVI, como de captación, que tal vez haya sido excesiva ya
que ha dejado en seco las galerías de las cotas altas y medias. El agua de
Añavingo es hoy por hoy de calidad excepcional debido principalmente a su bajo
contenido en sales.