La construcción de la primitiva
ermita, que tras sucesivas ampliaciones daría lugar a la actual iglesia, se
llevó a cabo a fines del siglo XVIII, concretamente después de 1676, pues con
anterioridad a esa fecha, los vecinos de Arafo cumplían con sus obligaciones
religiosas en Güímar, deduciéndose por ello que en el lugar no existía ningún
recinto sagrado destinado al culto. E1 emplazamiento elegido para la fábrica
fue la zona denominada “El Llanito”, de orografía plana y espaciosa y un tanto
alejada del “Aserradero” y “Perdomo”, núcleos originarios del pueblo.
Una hipótesis sostenida sobre la
base de la tradición oral sitúa a la actual sacristía como la antigua ermita
que tenia una pequeña construcción adosada para cumplir los fines de armario y
ropero. Por el contrario, otra tesis mantiene que la ermita era el espacio
comprendido en el primer tramo de la iglesia, hasta el primer arco toral del
centro de la nave, cubierto por un sencillo artesonado. En 1738 comienzan los
trámites para adquirir la categoría de parroquia y el templo se enriquece en
adornos y donativos, al tiempo que se levanta el segundo tramo. La tercera y
última ampliación se produjo a raíz de la fundación parroquial y consistió en
la construcción del actual presbiterio y sacristía. La fachada, de cantería
gris, también es del siglo XVIII. En 1924 se edificó la torre, sufragada por
una comisión de vecinos, siguiendo las directrices del arquitecto Arroyo
Herrero y en 1975 se abrió una nueva capilla en la nave, en la que se encuentra
el Santísimo Cristo del Valle.
En el interior del templo se
distinguen cuatro retablos adosados a la pared y dedicados a las Ánimas, San
José, Nuestra Señora de los Dolores y la Inmaculada Concepción. Destacan
también los cuadros San Agustín en su estudio, Virgen del Rosario con Santo
Domingo y San Francisco y Santo Domingo Penitente, todos del siglo XVIII y San
Juan Bautista, de datación difícil de precisar aunque la tradición sostiene que
ya se veneraba en la primitiva ermita. En lo que a imágenes se refiere sobresalen
las de San Juan Degollado, San Bernardo y San Agustín, todas de principios del
siglo XVIII como mínimo, la del Cristo del Valle, venido de Garachico en 1860 o
la de María Auxiliadora, traída a Arafo en 1907.